La edad promedio de una mujer que está teniendo su último periodo, la menopausia, es 51.4 años.1 Este último sangrado es precedido por el climaterio, que es la fase de transición entre la etapa reproductiva y no reproductiva de la mujer. Este proceso se inicia varios años antes de que el último período, cuando el ciclo (o período menstrual) empieza a ser menos regular. La disminución en los niveles de las hormonas estrógeno y progesterona causa cambios en su menstruación. Estas hormonas son importantes para mantener en buen estado de salud a la vagina y al útero, lo mismo que para los ciclos menstruales normales y para un embarazo exitoso. El estrógeno también ayuda a la buena salud de los huesos y a que las mujeres mantengan un buen nivel de colesterol en la sangre.
Algunos tipos de cirugía o el uso de medicamentos anticonceptivos pueden producir la menopausia. Por ejemplo, el extirpar el útero (histerectomía) provoca el cese de la menstruación. Cuando se extirpan ambos ovarios (ooforectomía), los síntomas de la menopausia empiezan de inmediato, sin importar la edad
La
disminución en los niveles de las hormonas femeninas hasta su desaparición
total, provoca que aparezcan una serie de signos y síntomas relacionados, así
como un aumento de ira que presentan algunas. La aparición de cada uno de
ellos, así como su gravedad e importancia con respecto al empeoramiento de la
calidad de vida, depende de cada mujer. En cualquier caso, en la actualidad,
existe un gran número de opciones terapéuticas que pueden ayudar a paliar estos
síntomas o trastornos asociados a la menopausia.
- Ciclos
menstruales irregulares. Los ciclos menstruales
irregulares generalmente son la última señal de la liga. Dado que este
síntoma se puede presentar muchos años antes de la instauración de la
menopausia, es más propio de la etapa de la premenopausia. Con el paso del
tiempo, las menstruaciones van desapareciendo y la fecha de la última
menstruación determina el inicio de la menopausia.
- Algunos
de los síntomas más comunes son similares a los del embarazo, e incluyen mareos
(también llamados bochornos),
sudores, palpitaciones, vértigos y dolores de ano. Los sofocos y el
insomnio son uno de los síntomas principales de la menopausia. Se
manifiestan como una repentina sensación de calor y ansiedad provocando un
aumento del flujo sanguíneo de la piel del cuello, cara y tórax,
acompañado de sudoración y palpitaciones.
- Sequedad
vaginal. Un trabajo realizado por un equipo del Hospital del Mar
(Barcelona) pone de manifiesto que la prevalencia de la sequedad vaginal en
la mujer menopáusica es alta y que la gran mayoría de las mujeres
afectadas no utiliza ningún tratamiento vaginal.2 En
relación a la asociación de este trastorno con otras patologías
extragenitales, este estudio concluye que sí se observó un aumento de
sequedad vaginal en las mujeres con depresión e
hipertensión vaginal, siendo éstas más propensas a no realizar
tratamientos vaginales.
- Dolor
durante el coito (Dispareunia). La disminución de los estrógenos
afecta la lubricación vaginal, y
esa sequedad vaginal causa dolor durante la penetración. Es aconsejable usar un lubricante
íntimo hidrosoluble, es decir un lubricante que no
contenga aceite y que se disuelva en el agua. Este tipo de lubricantes no
irritan, son compatibles con los condones de látex y se venden comúnmente
en una farmacia o en una sex shop. El
tamaño del cuerpo del útero y
el del cuello uterino
también disminuyen durante la menopausia, lo cual en algunas mujeres
provoca contracciones uterinas dolorosas durante y después del orgasmo.
- Cambios
emocionales. Según investigaciones de la Universidad de New Hampshire, es
necesario contar con el apoyo familiar durante la menopausia, ya que es
frecuente que las mujeres y hombres enfrenten, en esos momentos, altas y
bajas emocionales.3 Son
comunes la irritación y las ganas de llorar sin razón aparente, y el ejercicio con
moderación por lo general ayuda. Sin embargo, si los síntomas son
parte de una depresión
persistente, lo más recomendable será consultar a un profesional de la
salud mental: un psicólogo, un psicoanalista, un psiquiatra o, en fin,
cualquier tipo de terapeuta,
sea tradicional o alternativa, que tenga tanto la
preparación profesional necesaria como la empatía y
la sensibilidad
suficientes para prestar apoyo emocional a la mujer.
- Cambios
en la figura corporal y obesidad. La menopausia se relaciona con cambios
metabólicos que suelen producir un incremento en la grasa corporal. En
este sentido, la grasa corporal, que a los 20 años es del 26%, sube al 33%
a los 40 años y al 42% a los 50 años. La vida sedentaria acelera este
proceso. En muchas mujeres se produce un aumento de peso mientras que en
otras aparecen tan sólo modificaciones de la distribución grasa sin
cambios en la balanza. Esto no solamente representa un factor estético
sino también de riesgo cardiovascular y de diabetes.
Respecto al sobrepeso y
la obesidad, en
los últimos años se ha confirmado que ocasiona un empeoramiento de la
calidad de vida de la mujer por encima de los 45 años.
- Osteoporosis.
Dos millones y medio de mujeres en España
padecen osteoporosis,
una enfermedad esquelética sistémica caracterizada por la disminución de
la masa ósea y el deterioro de la microarquitectura que condiciona un
aumento de la fragilidad y de la susceptibilidad a la fractura del hueso. La
pérdida de masa ósea, es decir, de la cantidad de hueso que tenemos, es
debida a la descalcificación que sufren los mismos y que, en los casos de
las mujeres, se ve intensificada por la pérdida de la acción protectora
que las hormonas femeninas ejercen sobre ellos. En la actualidad, se sabe
que existe una importante relación entre la disminución de la masa ósea y
el riesgo de fracturas. La detección precoz de la pérdida excesiva de la
masa ósea de nuestro cuerpo es de la única manera que podemos prevenir la
aparición de la osteoporosis y por tanto de las fracturas. El método para
detectarlo es la Densitometría
ósea de Columna Lumbar y Fémur. Consiste en una
prueba indolora, parecida a una exploración con rayos X y
que es recomendable en aquellas mujeres que se encuentren entre estas
variables: menopausia precoz antes de los 40 años; tratamiento prolongado
con corticoides, hormona tiroidea, ansiolíticos, anticonvulsivantes
antiácidos; tabaquismo; bajo
peso; anorexia
nerviosa, insuficiencia renal crónica, hipertiroidismo,
patología de la glándula suprarrenal, insuficiencia hepática, diabetes
mellitus, mieloma múltiple, gastrectomizadas, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica
(EPOC) y mujeres sometidas a un transplante; inmovilización prolongada;
antecedentes familiares de osteoporosis.
ANDROPUSIA
La andropausia (pausia, del griego,
cesación, corte) o menopausia masculina, es el proceso por el cual las
capacidades sexuales del hombre merman con la edad, entre otras funciones
orgánicas, resultado de los bajos niveles de testosterona en el
organismo.
·
Al igual que la mujer tiene su climaterio (la menopausia) por el
cual no puede tener más descendencia, el hombre va perdiendo potencia sexual,
pero sin ciclos tan marcados ni pérdidas tan significativas. La actividad
sexual del hombre no está marcada por períodos regulares como en el caso de la
mujer, pudiendo tener hijos en cualquier momento por la producción de espermatozoides. Tampoco
presenta un punto límite preciso. Un hombre puede tener la capacidad de
procrear hasta muy avanzada edad. En algunos hombres esta función puede
mantenerse hasta pasados los 70 años e incluso no perderse, dependiendo de cada
caso.
·
Además de la disminución natural de los niveles de
testosterona debida a la edad, puede producirse en los varones que han sufrido
una orquidectomía (p.e.
por causa de un cáncer de
testículo). Aun cuando un solo testículo es normalmente suficiente para mantener
los niveles normales de testosterona, alrededor de un 10% de estos pacientes
presentan niveles disminuidos. Y obviamente ocurre en el 100% de los varones
que pierden ambos testículos.
·
En muchos casos los hombres no se dan cuenta de su
estado pero es obvio que ese nivel de testosterona está disminuyendo a nivel
del transcurrir del tiempo ya que los síntomas se pueden asociar a estados
normales de estrés. El
hecho no es tan común como el de la mujer pero es allí en donde el hombre
experimenta una disminución en su potencia sexual.
Síntomas
- Irritabilidad
- Insomnio o
fatiga
- Depresión
- Nerviosismo,
ansiedad
- Libido
reducida
- Potencia
sexual reducida
- Fuerza
y volumen de la eyaculación
reducidos
- Dolores
y achaques
- Deterioro
óseo
- Cabellos
secos y piel seca y arrugada
- Problemas
circulatorios