Cualquier
individuo que haya sido alguna vez hipnotizado, sin importar el tipo de
sugestión implantada, es potencialmente un demente o un asesino. Este hecho
básico del mecanismo mental es ignorado inexplicablemente por la Medicina, la
Psiquiatría y la Criminología.
Lo
que ignoran los hipnólogos es que la hipnosis desconecta, total o parcialmente,
de acuerdo a su profundidad, a la mente analítica (o mente consciente) y a su
vez conecta, también total o parcialmente, a la mente reactiva, que es un
mecanismo de supervivencia que tienen todos los seres vivos, incluso los
animales y las plantas, que graba todo lo que ocurre a su alrededor como
engramas (órdenes hipnóticas) de impredecibles consecuencias.
Bien
practicado por un profesional que conozca Dianética, el hipnotismo no
engrámico (o hipnoauditación) puede resultar beneficioso, incluso aún más que
la misma auditación dianética, porque permite que el paciente vaya con más
facilidad a los incidentes que lo aberran, incluso de vidas pasadas. |
Los
cirujanos, sin saberlo, practican un tipo de hipnotismo muy salvaje, porque el
paciente anestesiado está inconsciente analíticamente pero no reactivamente, de
modo que todo lo que hablan se graba en sus células como órdenes hipnóticas de
alto poder porque el dolor las potencia. Más información en "Anestesia
(nivel hipnótico)".
El hipnotismo es la acción de someter a fijación a una persona para que
reaccione sólo a órdenes exteriores. La sugestión post-hipnótica consiste en
implantar por debajo del nivel de consciencia una orden, mandato o sugestión que la persona, cuando vuelve a estar despierta, obedecerá. Estas son acciones bien conocidas.
Sin embargo, cuando se comprende que hay personas que dicen que "no creen en el hipnotismo", cuando ha sido una actividad común durante unos dos siglos, no debería asombrar que el gran público, e incluso algunos hipnotizadores, no sean conscientes de un fenómeno mental mucho más siniestro conocido como DOLOR-DROGAS-HIPNOSIS.
Sólo alrededor del 22% de la población, según algunos hipnotizadores, es susceptible al hipnotismo; el resto es más o menos inmune a él.
Por otra parte, el dolor-drogas-hipnosis es efectivo en el 100% de la población. Con frecuencia deja a una persona perturbada mentalmente.
En esencia, el hipnotismo es un proceso que funciona en una persona que ya está bastante abrumada. La acción del hipnotizador es fijar la atención de una persona así y causar que la persona reaccione sólo a las órdenes del hipnotizador. El mecanismo, que no se había comprendido bien antes de DIANÉTICA, es en realidad bastante simple. Una "persona sugestionable" (alguien que puede ser hipnotizado) es ya alguien cuya inseguridad fácilmente le hace abandonar, cuando está sometida a fijación, su propio autodeterminismo y aceptar el determinismo ajeno de un hipnotizador. Incluso se "transferirán" sensaciones corporales, como lo descubrió Mesmer en 1775.
Cualquier persona colocada en una condición emocional de terror, la emoción más común provocada por los psiquiatras en los pacientes, con una razón comprensible, está sometida a fijación. Sabe que el psiquiatra en un establecimiento psiquiátrico probablemente la dañe gravemente o la arruine físicamente, la esterilice o la despersonalice.
Una persona así responde con prontitud a órdenes subconscientemente. Está en un frenesí por estar de acuerdo con cualquier cosa en un esfuerzo frenético por escapar de alguna parte de la agonía del "tratamiento".
Que
es el hipnotismo
El hipnotismo puede definirse como la
técnica de implantar sugestiones imperativas en la mente reactiva (erróneamente
denominada "inconsciente" por la Psicología) del sujeto con el cual
se experimenta, cuya consecuencia dañina es la reducción de su autodeterminismo
al obligársele a obedecer órdenes introducidas subrepticiamente por debajo de
su nivel consciente (o analítico).
Esta submente, de categoría muy primitiva,
es un mecanismo de supervivencia que opera tanto en los animales como en el
hombre, y dirige a la mente consciente sin que la persona siquiera sospeche que
está siendo gobernada por ella.
Cuando hablamos de "mente
inconsciente" o reactiva nos estamos refiriendo no a una parte determinada
o especial del cuerpo sino un mecanismo de recordar, muy rudimentario, montado
a nivel celular.
La mente reactiva registra todos y cada
uno de los datos contenidos en los momentos de dolor físico (por ejemplo, el
impacto de un choque) o emoción dolorosa (la pérdida de un ser querido), experimentados
por el individuo en el transcurso de su vida.
Cuando una persona está con el poder
analítico reducido, total o parcialmente, por drogas, shock, lesión, enfermedad
o directamente anestesia, la mente reactiva está abierta al registro de
engramas.
Antes de los descubrimientos sobre la
mente humana de L. Ronald Hubbard, plasmados en su libro Dianética, la ciencia
moderna de la salud mental, editado en l950, no se sabía que un individuo
inconsciente podía registrar todas las cosas que se decían y hacían a su
alrededor.
Durante una cirugía, cuando el paciente
está en la mesa de operaciones bajo los efectos de la anestesia, su mente
reactiva registra todo lo que se dice y se hace próximo a ella y, además, el
dolor físico y la sensación de estar drogado, percepciones éstas que combinadas
crean un engrama.
Por lo tanto, el cirujano o dentista que
permite que exista cualquier conversación o percépticos innecesarios en el
entorno del paciente anestesiado, está practicando el tipo de hipnotismo más
serio, salvaje y duradero que se pueda concebir, en cuanto incluye dolor físico
y drogas hipnóticas .
Cuando se les demuestra a aquellos
cirujanos que "sabían" que sus pacientes estaban inconscientes y que
"sabían" que no se estaba llevando a cabo ningún registro, se
sorprenden cuando estos mismos pacientes, bajo procesamiento, repiten la conversación,
que el cirujano recuerda muy bien haber utilizado, y describen con gran
minuciosidad operaciones sobre las cuales, debido a su ignorancia en cuestiones
quirúrgicas, no podrían tener ningún conocimiento.
El médico y el dentista olvidan que los
anestésicos empezaron a utilizarse en forma general recién hacia fines del
siglo pasado, y son definitivamente nuevos en el campo de la Medicina, y que no
se sabe ni se sabía muchos sobre ellos.
De ahí que no deba sorprender su
ignorancia sobre lo que le estaba sucediendo a un paciente bajo la anestesia,
ya que la humanidad tampoco tenía mucha información sobre la anestesia misma.
El obstetra, cuya paciente sufre de
psicosis posparto, tiembla cuando descubre que fueron sus palabras vertidas
sobre la parturienta, a la que creía "obviamente" inconsciente, las
que dejaron en su mente reactiva el mandato hipnótico que provoca que aborrezca
al niño y que trate de matarlo diez días después del parto.
Es muy difícil que un ser humano acepte
una responsabilidad de esta magnitud, ya que lo que se le puede hacer a la
mente del paciente en el quirófano es muy aterrador.
En la actualidad, los chistes obscenos y
de mal gusto y los comentarios invalidantes sobre el paciente son pan de todos
los días en los quirófanos de todo el mundo.
Tales actitudes podían ser justificables
hace medio siglo, pero después de los descubrimientos de Hubbard, todos los
ruidos, las conversaciones e incluso la música en las cercanías de un paciente
anestesiado, deben ser consideradas absolutamente criminales.
Durante una operación o lesión de
cualquier especie, debería observarse un silencio absoluto, completo,
sepulcral. No hay nada que pueda decirse o darse como percéptico, en cualquier
momento de inconsciencia, que resulte de algún beneficio para el paciente.
A la luz de los conocimientos actuales,
entonces, las palabras o el sonido en la proximidad de una persona inconsciente
deberían ser castigados severamente, ya que cualquiera que conozca estos hechos
tal acto sería un esfuerzo intencionado para destruir el intelecto o el
equilibrio mental de un ser humano.
La regla de oro podría modificarse para
decir: "Si amas a tu hermano, cierra la boca mientras esté
inconsciente".
En Estados Unidos y en muchos lugares del
mundo hay infinidad de hospitales en los cuales sus cirujanos, estando
informados sobre el daño que puede provocar a los pacientes estas actitudes
desaprensivas, guardan y hacen guardar silencio en los quirófanos.
El mecanismo y aplicaciones de la hipnosis
Algunos
supuestos indicadores hipnóticos y cambios subjetivos pueden conseguirse sin
relajación o larga inducción, hecho que aumenta la controversia y nacen
intensos debates que rodean el tema. Algunos
científicos han disputado sobre su existencia, mientras que otros insisten en
ambos, su realidad y valor. Una fuente de controversia ha sido la gran variedad
de teorías tradicionalmente divididas entre campos de 'estado' y 'no estado'.
Esta controversia puede decrecer debido a que las modernas técnicas de 'imagen
cerebral', ofrecen esperanza para un aumento del entendimiento de su naturaleza
y el valor de ambas perspectivas es altamente reconocido.
Las
aplicaciones en las que puede ser usada varían ampliamente. Se enfoca
eventualmente a los sujetos haciendo parecer a la audiencia que éste está
despierto o, popularmente conocido, como en trance. Durante la actuación, éstos
parecen obedecer las órdenes del hipnotizador, llevando incluso a cabo
comportamientos que normalmente no realizarían.
Por otro
lado, las aplicaciones hipnóticas en los campos de la salud, la psicología y la medicina, a menudo se experimentan
diferentemente. La evidencia apoya su uso clínico para controlar el dolor, el
peso, el tratamiento del Síndrome de intestino irritable y como adjunto
para el comportamiento cognitivo, además de otras terapias. La hipnosis misma no es una
terapia, pero es efectivamente usada como adjunto a otras terapias. Por lo
tanto la hipnoterapia es menos preferible que el uso de
técnicas relacionadas con la hipnosis como parte de un paquete integrado
psicológico.
Hay que
destacar también la profunda vinculación de la hipnosis con el efecto placebo observado en las investigaciones
con fármacos, puesto que se logran cambios en la
patología o en los síntomas investigados, sin que la droga o tratamiento
investigado haya sido el agente de cambio.
La hipnosis
clínica en sí misma está basada en una modalidad vincular de relación
bipersonal o multipersonal, y debemos verla también como una forma de
comunicación. Una forma de comunicación donde el terapeuta se comunica con el mundo de su
paciente, a través de vivencias que provoca en él por medio de la palabra.
Tomando como elemental punto de partida el comunicar en primer término
sensaciones de reafirmamiento, de seguridad, de cuidado, consideración y
respeto. De este modo a través de esa relación de comunicación, permite que el
paciente atenúe sus mecanismos de defensa de vigilia y se permita alcanzar un
estado de intensa serenidad física y mental, de tranquilidad, un profundo
estado hipnótico al volcarse sobre sí mismo. Desde esta óptica la hipnosis
clínica se la puede ver claramente como un fenómeno de comunicación Sui-generis,
específico especial, que evoca la comunicación de un ser protegido y de un
protector, totalmente desprovista de elementos mágicos o de presunta posesión de poderes por parte del hipnoterapeuta. No existe la posibilidad de posesión de poderes,
pues del mismo modo que una persona alcanza un estado de trance mediante la
labor de un hábil psicólogo o hipnólogo también puede alcanzar ese mismo y
profundo estado con el empleo de un reproductor de sonido, y claramente se
puede convenir que un aparato reproductor por más electrónica y tecnología que
tenga, no puede poseer poderes mágicos de ninguna naturaleza.
La hipnosis
por un lado sigue siendo investigada y aplicada en su forma clásica, pero al
mismo tiempo ha generado nuevas disciplinas y líneas de investigación. Entre
ellas, se ha desarrollado la programación neurolingüística o PNL, así como también, a su vez producto de la PNL.
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